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Sin lugar a dudas el acontecimiento político e internacional de la semana fue la toma de posesión del presidente número 44 de Estados Unidos, Barak Hussein Obama, el primer afroamericano con ese cargo.
La toma de posesión fue celebrada por miles de ciudadanos en las calles y a lo largo y ancho de Estados Unidos. El afroamericano, siempre sonriente, gozó de “su día” entre aplausos y vítores… ¡qué diferencia con lo que vivimos en México aquel 1º de diciembre de 2006! Me gustaría preguntarle a Calderón si no se revolcó de la envidia…
Obama se ha convertido en un pop-star de la vida nacional (gringa, por supuesto) e internacional. Basta con ver que, por ejemplo en México, todos los diarios de circulación nacional tenían en sus encabezados del martes 20 de enero una nota referente al juramento que haría ese día el ahora presidente de la unión americana. Del mismo modo, pregúntele al “tío google” por Obama, y encontrarán en este famoso y recurrido buscador de internet, nada más y nada menos que 285,000,000 links relacionados… y de YouTube ya ni les cuento cuáles fueron los videos más vistos esta semana.
Sin embargo ahí se encuentra lo escabroso del asunto: demasiada fe, demasiadas esperanzas y demasiadas expectativas. Como bien han señalado algunos analistas, es cierto que Obama será un mejor presidente que Bush (creo que cualquiera lo sería), que vislumbra aplicar una mejor política económica, social y exterior, lo cual esperamos favorezca a países tan dependientes de los EU como México. De lo anterior no hay duda. El problema radica en las sobre-expectativas que se han creado en torno a la figura de Obama, principalmente las creadas por los medios de comunicación. No olvidemos entonces que el inquilino de la Casa Blanca podrá ser un muy buen presidente, mas no es milagroso. Como bien refiere Jaime Avilés en su Desfiladero (La Jornada, 24/01/09) sólo esperamos que “volteé” a ver las inconformidades y movimientos sociales gestados en México, no para que nos “ayude” con nada (la ropa sucia se lava en casa), sino para que al menos muestre empatía hacia la situación (ojo: que no es lo mismo que simpatía).
Así, George Walker Bush dejó el cargo, siendo considerado por algunos medios, analistas y un grueso de la población, el “peor presidente” de Estados Unidos. Aquí en México nosotros pensamos eso cada sexenio, y cada sexenio descubrimos que viene uno peor, y otro, y otro peor, peor… ¿hasta dónde podremos llegar?
Y a pesar de que la obamanía robó cámara esta semana, los azules y sus (des)gobiernos siempre dan de qué hablar…
Los gordos de Calderón
Empezamos por contar que Calderón de “bromita” se quejó de lo mucho que le cuesta al gobierno atender al pueblo (“prietos, peludos y apestosos” como nos dicen), de enfermedades causadas por la obesidad… ¡no se mordió la lengua con Carstens a lado, y los tres mil pesos que el Secretario de Hacienda literalmente se traga! Que empiece por bajarle a sus gastos burocráticos, como esos 3 mil pesos de comidas para Carstens, y luego hablamos…
Los favores a la Maestra
Y continuando con el (espurio)Presidente del (des)empleo, los favores a “La Maestra” nunca terminan… ¿No se preguntan, queridos lectores, qué tanto (en serio, qué TANTO) le ayuda la miss Gordillo a Calderón con sus porquerías, que los favores nunca se le acaban? Ahora la deplorable Gordillo se sacó la Lotería: nombraron director de la Lotería Nacional a Miguel Ángel Jiménez Godínez, ex dirigente y ex diputado del Panal… ah, porque acuérdense que ya vienen las elecciones y la fórmula PAN-Panal será el hit.
Por cierto, hablando también de los azules, cabe mencionar de manera breve, como Felipe, las columnas que el también paupérrimo de Germán Martínez, del Kinder-Garden de Calderón, escribe en El Universal, tratando de defender lo indefendible: el “Estado fallido” de su mini-presidente (El Universal, 20/01/09)… ni cómo ayudarle, ni para criticarle sus columnas que causan hasta soñolencia. Mejor que siga intentando, intentando…
UAM e ICEL… hasta la comparación ofende
Ya por último, no podemos pasar por alto, como uamera que esta tecleadora es, la pésima comparación que López-Dóriga hizo sobre el “exitoso proyecto universitario ICEL” (de Jorge Nacer) que “atiende a 40 mil estudiantes, como la UAM” (En Privado, Milenio, 21/01/09). Sí, la comparación en apariencia fue sólo numérica, pero no olvidemos que los niveles académicos son muy, pero muy diferentes mi estimado lector de noticias por tv.
¡Hasta el viernes!