Los medios de comunicación en México no son quizá los que quisiéramos. Si bien se han pensado y elaborado muchas, quizá demasiadas propuestas sobre cómo “deberían” ser o no los medios impresos y electrónicos, al final del día los estudiosos de la comunicación no llegan más que a meros proyectos, que por desgracia se quedan sólo en eso: proyectos y propuestas con tintes hasta utópicos.
En el país no existe una legislación adecuada en materia de medios, pero tampoco ha existido una amplia reacción en la sociedad que haga presión al gobierno y a los legisladores para modificar los estatutos legales en materia de comunicación. Y aquí comienza el interminable debate, del cual los comunicólogos, los estudiantes en las aulas universitarias, los mismos dueños de los medios y en general la sociedad, enfrentan: ¿Qué transmitir o publicar en los medios de comunicación (sean impresos o audiovisuales)? ¿Lo que se “debe” o lo que se “quiere”? Los dueños de los medios nos dirán que se transmite/publica lo que la gente “quiere”. Como diría el viejo refrán: al cliente lo que pida. Pero, ¿es eso lo que realmente “quiere” la sociedad? ¿Cómo comprobarlo cuando no hay más opciones?... El debate y el análisis es aún más amplio, pero no es el fin de esta primera publicación abordarlo.
En el país no existe una legislación adecuada en materia de medios, pero tampoco ha existido una amplia reacción en la sociedad que haga presión al gobierno y a los legisladores para modificar los estatutos legales en materia de comunicación. Y aquí comienza el interminable debate, del cual los comunicólogos, los estudiantes en las aulas universitarias, los mismos dueños de los medios y en general la sociedad, enfrentan: ¿Qué transmitir o publicar en los medios de comunicación (sean impresos o audiovisuales)? ¿Lo que se “debe” o lo que se “quiere”? Los dueños de los medios nos dirán que se transmite/publica lo que la gente “quiere”. Como diría el viejo refrán: al cliente lo que pida. Pero, ¿es eso lo que realmente “quiere” la sociedad? ¿Cómo comprobarlo cuando no hay más opciones?... El debate y el análisis es aún más amplio, pero no es el fin de esta primera publicación abordarlo.
Con el contexto anterior, como se decía, la sociedad no ha ejercido quizá la presión necesaria para “cambiar” a los medios de comunicación que se tienen… ¿o si?
En años recientes, y principalmente después de las últimas elecciones presidenciales en México, se comenzaron a generar los comúnmente llamados “medios alternativos”. Como una reacción de resistencia civil, amplios sectores de la sociedad, en especial aquellos que atravesaban conflictos de oposición al régimen y a las injusticias sociales, se fueron abriendo paso a través de nuevas formas de comunicación.
Movimientos como el de resistencia civil pacífica, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, así como la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), crearon nuevas formas de romper el cerco mediático que existía en torno a sus protestas. La APPO incluso tomó, literalmente, estaciones de radio locales. También se han creado nuevos medios impresos, con financiamientos propios.
Durante los plantones sobre Reforma, por ejemplo, los obradoristas crearon “Radioamlo” (www.radioamlo.tv). Hoy en día Radioamlo cuenta no sólo con su página de internet (desde la cual hacen transmisiones en vivo), sino con un gran equipo de profesionales de la comunicación, y equipo tecnológico que va desde micrófonos y grabadoras, cámaras fotográficas, cámaras de video, hasta una revista.
Al paso de los meses se fueron creando medios alternativos, haciendo mano de las nuevas tecnologías como el internet, que permite no sólo una comunicación eficiente, sino directa y en tiempo real. El Sendero Del Peje, es quizá un ejemplo claro de cómo el internet logró traspasar sus propios límites. Siendo en sus inicios un simple blog (www.elsenderodelpeje.blogspot.com) en oposición al desafuero del entonces Jefe de Gobierno del DF, hoy en día sus creadores lograron publicar un diario impreso con el mismo nombre.
Si bien la televisión es hoy el medio de comunicación más importante en el país (por ser el segundo con mayor cobertura, después de la radio, pero con mayor penetración por ser visual), los diarios impresos causan gran impacto y no por la prontitud de sus noticias. Lo que más se busca de los periódicos en la actualidad son las “plumas” que escriben en ellos: sus columnas de opinión. Sin embargo, no siempre se tiene precaución con lo que se publica (y no porque se deba censurar nada, en absoluto). En ocasiones resulta sorprendente leer tantas faltas al periodismo en sí, que uno se pregunta cómo se atrevió Carlos Marín a escribir su “Manual de Periodismo” (tan recomendado entre los estudiantes de comunicación), cuando en su diario Milenio (y hasta es sus propios escritos) se saltan muchísimas reglas básicas del mismo.
Por ello la creación de este blog.
Esta tecleadora, que también ha cuestionado el debate sobre lo que se “debe” o “quiere” de los medios, ha llegado a la conclusión de que se puede publicar y transmitir toda la basura o falacias que se quieran, mientras exista pluralidad, mientras exista lugar para todas las visiones y versiones habidas y por haber, similares o contrapuestas.
La Contracolumna surge, sin ninguna pretensión, como una simple necesidad de réplica, de contraste a las opiniones publicadas en los principales diarios de circulación nacional. De ahí el mismo nombre de este blog: “contra” las columnas. Y no por presentar, del mismo modo que lo hacen los medios ya existentes, una opinión ciega y sorda a las demás opiniones.
La Contracolumna será una publicación electrónica semanal (cada viernes) que retome los temas más recurrentes en las secciones de opinión de diarios como Reforma, Milenio, La Jornada y El Universal, en ocasiones acordando con algunos, disertando con otros, pero sin olvidar que éste es un medio más, como debería de haber muchos.
Con el afán de que todas las voces sean escuchadas, La Contracolumna no se cierra a las opiniones disímiles a las aquí publicadas, siempre que se tengan motivos o fundamentos, por ello la creación de un e-mail donde pueden mandar sus comentarios, opiniones y sugerencias: lacontracolumna@hotmail.com
Así pues, empieza un año que no se pinta fácil ni en lo económico, político o social para el país. Y aquí inicia La Contracolumna su primera entrega, aunque en sábado, a modo de editorial…
¡Hasta el viernes!
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